A mis hermanas, Rocío y Almudena, les debo prácticamente toda mi infancia. Protectoras como una segunda madre y confidentes como amigas, siempre dábais más transcendencia a mis problemas que la que yo mismo les daba. Si alguna vez me metía en problemas, lo ocultaba para que no montárais el pollo. Siempre pendientes de mí y preocupadas más que de vosotras mismas habéis intentado hacerme la niñez lo más agradable y grata posible. Os aseguro que lo conseguisteis. Desde luego, nadie conoce mejor mi infancia que vosotras.

Mamá. Cuantas cosas esconde esa palabra tan pequeña y a la vez tan grande. Cuando pienso lo rápido que pasa el tiempo, y la de cosas que se van dejando para otro momento no puedo evitar pensar que si hay algo realmente importante que debo hacer es decirte lo muchísimo que te quiero.

Ser madre no debe ser nada fácil, y mucho menos en tu caso. Has actuado siempre desde el fondo, ordenando las cosas para que todo fuera bien, para mantenerlo todo correcto. Sabes que, aún siendo el trabajo más importante, no suele ser el más reconocido. Has sido tú quien nos ha curado cuando hemos estado enfermos, quien ha compartido nuestras alegrías y penas en todo momento, quien nos ha criado en un ambiente selecto aún siendo de lo mas humilde. Aún cuando la economía no estaba de tu lado, siempre tenías algo para darnos. Desde luego, tu corazón nunca ha contemplado lo imposible. La vida intenta compensar día a día tu duro esfuerzo con tres hijos que te quieren mas que a nada en el mundo. Cuanto más alto lleguemos, más en deuda estaremos contigo mamá.

Son muy pobres las palabras para expresar sentimientos, y este es el caso mas claro. Quiero que sepas que, la mujer con la que quiero compartir mi vida en un futuro, es igual a ti.

Cuando en cierta ocasión me han preguntado por mi héroe, he respondido que eras tú, papá. Me parece increible que una persona pueda tener tal fuerza de voluntad como la tienes tú. Como tú mismo has dicho alguna que otra vez, has pasado de las gallinas a los ordenadores, con mucho esfuerzo en cada paso pero con un gran resultado.

Tu devoción por mí te ha llevado a labrarme un futuro del que casi sólo me queda recoger los frutos. Se que te hubiera encantado viajar por todo el mundo, conocer sitios nuevos, culturas distintas. El trabajo no te ha permitido realizar todos tus deseos. Siempre he sido tu prioridad en todo, has preferido trabajar el doble de lo que tu cuerpo te permitía para que, en un futuro, yo pueda realizar los viajes que tú no pudiste hacer. Y ahora me doy cuenta. Ten por seguro que, desde mi corazón, visitarás todas las tierras que pueda permitirme. Aunque recuerda papá, nunca es tarde. Te mereces recorrer el mundo entero las veces que desees. No dejes pasar las oportunidades.

Todo lo que logre en esta vida, hoy o mañana, por pequeño que sea, os lo debo a vosotros. Habeis sido la mejor familia que alguien puede desear. Siempre tendréis un puesto de honor en mi corazón, en mis recuerdos y en mis frutos. Recordad que sois la mejor parte de mí.

Gracias familia. Os quiero.